martes, 13 de septiembre de 2011

Del Print al BTL


Por: Erika Fonseca
Twitter: @erfonseca
En el mundo del marketing, de pronto perdemos el piso y olvidamos los detalles.
Creemos que vender una buena estrategia, integrada, con sentido de la comunicación y con un concepto sólido que tenga posibilidades de incentivar la venta, llevar al consumidor al punto final o simplemente generar awareness basta. Y no. No es así.
Muy a menudo, nos olvidamos de detalles que, por pequeños que parezcan, son importantes: significan, comunican y dan sentido. En una palabra: importan. Y mucho.
Es este mundo de los detalles y los significados que, aunque muchas veces a través de un proceso intuitivo, generamos con elementos que comunican y dan sentido.
Este es el caso de la tipografía. Esta semana me encontré varias veces con un: “cambia la tipografía y se queda…” y la aseveración, me impacta.
Me impacta por que todavía hay quien cree que definir o elegir una tipografía, es cuestión de minutos y que obedece a un proceso creativo donde el diseñador -o creativo- se fuma algo -se inspira- y entonces, mágicamente aparece la selección de una fuente, color o forma. En este caso, las fuentes o tipografías, son un elemento, no sólo esencial sino verdaderamente importante.
Estoy convencida, de que el diseño es un proceso de comunicación que forma a través de todos y cada uno de los elementos que lo componen, un gran todo, un mensaje. Si somos lo suficientemente observadores o analíticos, tendremos la capacidad de sintetizar el mensaje detrás de todos los elementos y verbalizarlo para explicar al cliente; sino, simplemente viviremos ese proceso de manera intuitiva y daremos ene explicaciones de la elección personal. En cualquier caso, llegamos a un cúmulo de significados que integran un gran mensaje. Así funciona el diseño, al menos así lo entiendo.
Y justo por eso me parece irreal que las tipografías no sean elegidas bajo una lupa en cada proyecto de diseño. Y aunque muchas de las veces, la intuición funciona, y logramos plasmar el mensaje de manera correcta, creo que deberíamos de entender el proceso por el cual pasa nuestra mente. Es imposible explicarles en una columna, mi manera personal de intentar traducir los mensajes verbales en imagen, y en estos casos, el proceso inverso funciona, igual que con los clientes, por que tenemos la capacidad de leer las imágenes aunque no sepamos cómo es que nuestra mente lo hace. El resultado se nota cuando podemos ver ejecuciones bien resueltas que son atractivas, no sólo por la estética, sino por su integración con el todo.

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